La obra que tiene en sus manos nace de un proceso de inmersión del autor en los orígenes del legado andalusí. De hacer evidente lo que ya estaba. De encontrar la conciencia multicolor de nuestra identidad. En tiempos de prueba, donde lo transigente lucha con lo fundamentalista de todo color, el color con lo gris, el pensamiento único con lo diverso, El Diván de la Aljama es un estimulante soplo de aire fresco y multiculturalidad.
Entre casidas y zéjeles, Enrique Jiménez ha enriquecido este poemario con un estudio previo de la literatura hispanoárabe, y una recopilación minuciosa de los arabismos de nuestra lengua, para acercar al lector a la sensibilidad lorquiana de asumir la emoción de aquellas gentes y rendir homenaje desde nuestro paradigma literario.