No creo que se crezca por leer un libro, refunfuñaba Miguel. Pues yo, cada vez que entro en uno, salgo diferente. Uno me llevó a conocer una isla habitada por un náufrago; otro, a la luna montado en una bala de cañón, dijo el abuelo. Agarra ese que está ahí y ábrelo por la última página. El libro y la lectura representan un puente entre los sueños y la realidad. En la ficción todo es posible, y el protagonista va a descubrir el placer de la creatividad y la imaginación, junto con la afectividad.