Pero las afligidas pupilas de Zimbo lo miraron desde la profundidad del escenario y el Titiritero recordó que para ser feliz, lo más difícil es descubrir qué es lo que deseas. Hay lazos que deben romperse para que otros, como el afecto, no se rompan nunca. Esta historia emotiva en el texto y las ilustraciones, no oculta lo duro que resulta dejar marchar a las personas que uno quiere: Y a cada cuerda que cortaba, el Titiritero notaba cómo se rompían los hilos que tensaban su alma pero al pequeño protagonista le esperaba al otro lado del mundo, la libertadà que tanto había soñado.