Al conde Gerd von Fernow le desespera la conducta de su hijo Bill, un adolescente poco interesado por las rígidas normas sociales de su clase que pasa el tiempo con el servicio y, para colmo, acaba de suspender el bachillerato. Como castigo, su padre le obliga a pasar el verano a su lado, en lugar de irse de vacaciones a la casa familiar. Pero al permanecer durante ese verano junto a su padre, Bill comienza a darse cuenta de que las cosas no son lo que parecen, y que incluso aquellos que sostienen que uno ha de saber salvar las apariencias son, en el fondo, víctimas de su propio engaño. Comparado a menudo con escritores como Chéjov y considerado un maestro por Thomas Mann, Eduard von Keyserling entreteje una telaraña de mentiras y comportamientos refinados, pero engañosos. «[Eduard von Keyserling] no solamente tiene un sexto sentido para el comportamiento humano, sino que se muestra a sí mismo tremendamente perceptivo en lo que se refiere al movimiento de los objetos, a la vida de las cosas inanimadas, a la particularidad de un perfume, de una hora de la mañanaà». HERMAN HESSE Eduard Graf von Keyserling nació en el castillo de Paddern, cerca de Hasenpoth (Aizpute), Curlandia, en 1855. Miembro de una antigua y noble familia alemana del Báltico, y familiar del filósofo Hermann Keyserling, estudió en la Universidad de Dorpat, pero fue obligado a abandonar sus estudios debido a un incidente que le alejó de los círculos aristocráticos. Tras mudarse a Viena, continuó estudiando y empezó a familiarizarse con las ideas sociales del naturalismo. Fue entonces cuando comenzó a publicar. Posteriormente se trasladó a Munich, de donde, a excepción de una corta estancia en Italia, ya no saldría. En Munich frecuentó nuevos círculos artísticos, entre los que se encontraban L. Corinth, M. Halbe, R. Kassner y F. Wedekind. Durante esa etapa, escribiría muchas obras de teatro, pero lo que le condujo al verdadero reconocimiento fueron sus novelas. Ya enfermo de sífilis, en 1904 publicó la novela Un ardiente verano (Nocturna, 2010). En 1908 se quedó ciego y hubo de dictar sus últimas novelas ùentre otras, Olas (1911) y Princesas (1917, Nocturna, 2010)ù a sus hermanas, hasta su muerte en 1918.