Cuatro ratas zombis, mutantes y gigantes, un niño al que le apestan los pies de manera sobrenatural, una superheroína que dispara mocos radioactivos, una coral de niños superdotados que cantan eructando, un hombre que sólo sabe cargar tranquilo en su casa o un oloroso chaval al que todo el mundo apoda niño boñiga. Estos son los roñosos y delirantes protagonistas de Crónicas apetitosas, un libro que ni es edificante ni educativo ni multicultural pero que te hará reír a carcajadas, especialmente si lo lees en el váter.