Tatiana Vigarova, una bailarina rusa, hija de un hispanista especializado en literatura mística, y Jean-Jacques Molinero, un
narrador y filólogo, hijo de exiliados españoles, mantienen una compleja relación amorosa en Ginebra, «una ciudad ajena, cobijo y
trampa, en la que la soledad se disfraza de muchedumbres». Un neurocirujano, profesor de Molinero en un curso de doctorado, cierra el
triángulo protagonista. La alternancia de estas tres voces va dando entrada a una galería de personajes secundarios. A la vez que dejan
aflorar libremente sus inquietudes y pensamientos, nos brindan una enriquecedora visión desde distintos ángulos y perspectivas de una realidad que va adquiriendo tintes de tragedia clásica. Todas las pasiones, egoísmos, incomprensiones y mezquindades de los demás
influirán dramáticamente en Tatiana, una de las heroínas más fascinantes de la narrativa contemporánea.
La novela, en la que el análisis exhaustivo de la intimidad de los personajes se entrelaza con la acción, encierra profundas reflexiones
sobre temas tan dispares como el arte, la literatura, la música, el ballet, el proceso de creación, el funcionamiento del cerebro, la
enseñanza universitaria, la contraposición entre inspiración, disciplina y esfuerzo, el compromiso social y político, entre la España
republicana y la franquista, la ambigüedad del mundo real, la enfermedad, el paso del tiempo, el suicidio, la ceguera, el éxito y el
fracaso, entre otras grandezas y miserias humanas.