El Derecho espa?ol ofrece el triste espectáculo de que, al parecer, de los da?os que causen los hijos menores, no hay más solución que la responsabilidad de otras personas. Se?aladamente, los padres,pero también los tutores, o los centros de ense?anza no superior, o determinadas instituciones de guarda y atención. Por fortuna, desde hace ya tiempo se viene admitiendo que la sociedad actual reclama a voces hacer ver a los menores de edad que, cuanta mayor madurez tengan, más implicación están llamados a tener a la hora de reparar los da?os que con sus conductas imprudentes puedan causar.