La inteligencia artificial permite que una ômáquinaö reemplace las funciones cognitivas de las personas maximizando objetivos y tareas. Sin embargo, el empleo de la lógica matemática en los procesos de toma de decisiones no puede ignorar los principios y valores que fundamentan nuestro modelo constitucional de convivencia. Entre las incertidumbres que las nuevas tecnologías de la información y comunicación le están planteando al mundo del Derecho, esta es tan solo una de tantas. No hace falta justificar el reto que los juristas tienen por delante. Hay que advertir riesgos y formular orientaciones en orden a una adecuada protección de los derechos fundamentales. Este es el eje sobre el que giran los veintidós capítulos de esta monografía colectiva: la necesidad de reforzar las garantías que en nuestros ordenamientos se contemplan frente a las amenazas inciertas que, como daños colaterales, el progreso traerá consigo.