Mientras que las enseñanzas de Ángel Herrera Oria en lo referente a asuntos temporales el periodismo, la política han sido abundantemente estudiadas, su magisterio de espíritu no ha seguido la misma suerte. Y ello a pesar de la importancia prioritaria que le otorgó el que fue Cardenal y Obispo de Málaga, que consideró un «deber sagrado» el de formar las conciencias. El magisterio de espíritu de don Ángel Herrera Oria se centra en la absoluta primacía de la vida interior, fundamento indispensable de la evangelización. Bebe de la «tradición perenne» de la Iglesia, y se abre al futuro con esperanza. Contra el olvido y el desconocimiento de esta enseñanza capital de don Ángel, se alza la obra pionera de José Luis Gutiérrez García.