Dos voces diferentes, pero hermanadas en la búsqueda de la buena palabra, de la certera visión del mundo, de la altura poética, sin concesiones a la galería. Raquel Lanseros y Enrique Gracia Trinidad hacen un recorrido emocional y emocionante, confesional y ameno, íntimo y cómplice a la vez. Se muestran, descarnados y amables, en cuarenta y dos poemas de una diversidad y una capacidad de penetración impresionantes.
Como dice Luis Alberto de Cuenca en la introducción: «no existe ni la más remota posibilidad de que sus poemas nos defrauden».