Rober y Tamara se dedican al entretenimiento en los bares de carreteras. Ambos forman parte del gremio de artistas que dirige Héctor el Administrador. Rober se dedica a hacer monólogos, tiene un humor ácido que roza muchas veces la provocación pero a la gente le parece divertido, aunque su trabajo consiste en hacer reír a los demás, su vida es gris y rutinaria. Su mujer le ha dejado, ni siquiera puede acercarse a sus hijos.
Tamara se dedica a la prostitución aunque hace tiempo que se plantea cambiar de modo de vida.