Un anciano se despide del mundo con un escrito perturbador sobre un viejo amor. El empleado de correos que lo encuentra establece un diálogo con el manuscrito: conjuga la belleza y el dolor del texto, un hito de la prosa lírica, con sus propias circunstancias. Un retrato de la soledad y del frío de la nostalgia de todo amor.La opera prima de Román Piña cosechó elogios inusuales, como el de Luis María Anson (lo hubiera firmado Cernuda, pequeña obra maestra), Antonio Manilla (repleta de hallazgos verbales, clásica y moderna a la vez), Jaime Siles (demuestra exactitud rítmica y precisión verbal), Díaz De Castro (una indagación en la escritura, apunta al lenguaje como fuente de conocimiento).