Leer a Shackleton, es decir, leer su vida como quien lee un gran poema de amor, esto es lo que me interesa. El hombre que triunfó en lo imposible y fracasó en lo que parecía sencillo. Quizá sea este el verdadero legado de Shackleton: hacernos entender que las fuerzas hostiles de este globo pueden ser domadas; que no hay má s que enfrentarse a las olas, plantarle cara al viento, que el frío es una palabra muy pequeña en casi todos los idiomas, pero el amor, en cambio, no entiende de distancias ni de rumbos, que al enfrentarse a él toda determinación es poca y los planes no sirven para nada