Hacia las postrimerías del siglo XVIII la zona arqueológica de El Tajín yacía sepultada bajo una cubierta de vegetación abundante. El descubrimiento oficial de la zona lo hizo Diego Ruiz en 1785. A partir de ese momento se suceden los hallazgos realizados por investigadores de la talla de Humboldt, Karl Nebel, Enrique Meyer y G. R. Krotzer, quienes en el curso de varios años complementan con sus observaciones la importancia de la zona. Con base en estos antecedentes, Piña Chan recupera los aspectos más relevantes de la cultura y la sociedad de El Tajín.