En el último tercio del siglo XIX y hasta la Guerra Civil de 1936 la masonería alcanzó en España un notable crecimiento, vinculado al desarrollo de los movimientos progresistas y librepensadores, al republicanismo y a la lucha por la democracia y las libertades. En este proceso, Andalucía alcanzó un gran protagonismo, estableciéndose allí cientos de logias, especialmente durante la Segunda República. La fobia antimasónica de las derechas españolas, siendo el general Franco un exponente muy representativo, alcanzó su cenit a partir del golpe de estado de julio de 1936. Los masones fueron objeto de una implacable represión, erigiéndose en el imaginario del odio de la España franquista, en chivos expiatorios que había que perseguir y castigar. Esta obra estudia el alcance de esa represión.