El ambiente religioso de principios de siglo está notablemente refractado. De ese menú casi inagotable, el autor explora nueve maneras de vivir la religiosidad. El estudio de cada forma tiene dos partes. La primera es una fenomenología: ponerse en el lugar de los que la practican consecuentemente, para explorar sus mejores posibilidades; la segunda quiere ser un discernimiento espiritual.
En esta fenomenología no aparece el Dios que ordena comportamientos y culto -ésa no es la vía de acceso a Dios típica de nuestra época-. El Dios que aquí se presenta es un Dios que acompaña, que pide andar con él, como él viene con nosotros. Y cuando nos damos a él, nos pide hacer con los demás lo mismo que él hace con nosotros. Así pues, el punto de partida lo constituye la salvación que Dios aporta con su presencia: y el punto de llegada, la salvación que estamos llamados a ofrecer en nuestro mundo como sus enviados. Éste es el dicernimiento implícito de quienes siguen las formas de religiosidad que se presentan en el presente texto.
Hay muchas ofertas sobre Dios, y en su mayoría asumen el formato de la mercancía. Aquí se busca un Dios más allá del mercado.
PEDRO TRIGO, jesuita venezolano de origen español, acompaña como teólogo a la vida religiosa de su país y de toda América Latina, comprometido en un esfuerzo intercongregacional en orden a una vida religiosa inserta e inculturada en los medios populares. Es autor de Salmos del Evangelio y Consagrados hoy al Dios de la vida, ambos editados por Sal Terrae.
