De las parábolas evangélicas se puede deducir una sitemátización de la "filosofía de la vida" de Jesús que podemos sintetizar en estos rasgos:
- la vida está llena de dureza, sobre todo la que crean por su cuenta los corazones "duros"; pero también está llena de esperanza;
- la obstinada esperanza de Jesús se fundamenta en su certeza acerca de la bondad del Padre;
- en consecuencia, hay que vivir "subversivamente", cuidando de "no atesorar para sí" ni "arrancar el trigo inconscientemente".
Ante la realidad ineludible de la autoridad, Jesús se define con absoluta nitidez, criticando severamente a aquella autoridad civil o religiosa que no sea más que dominio sobre los demás; propugnando una autoridad que se caracterice por el servicio, la solicitud y la misericorida para con los más débiles; y ejerciendo una autoridad que nace del amor, propicia el crecimiento y conduce a la libertad.
Su postura ante la vida y ante la autoridad no fue ajena, sino todo lo contrario, al acoso que sufrió por parte de los poderosos y a la difícil decisión, que tuvo que tomar a solas, de "subir a Jerusalén", jugarse la vida y exponer la verdad de Dios a la injuria y la blasfemia.
Por ahí, entre otras cosas, va la "lógica del Reinado de Dios", a la que no podemos sustraernos sus seguidores, tanto a nivel individual como a nivel eclesial.