MEDITACIONES CUARESMALES
Si hay un tiempo propicio para celebrar la Misericordia es la Cuaresma, aún más si cabe dentro del año proclamado por el papa Francisco para acogernos a lo que más define a Dios: «misericordioso por mil generaciones». La descripción de la acción entrañable del Creador revistiendo a Adán y a Eva, la paciencia del Alfarero divino que rehace constantemente la vasija rota, la mirada providente de Dios que proporciona el pan y el agua al profeta en el límite de la extenuación, el acompañamiento discreto con que el Señor ayuda en tiempos de intemperie, las parábolas del «Buen Padre», del «Buen Pastor», del «Buen Samaritano», de la Mujer rastreadora de la moneda perdida, la figura del Amigo fiel..., se convierten en referencias emblemáticas de la Misericordia divina.