Don Bosco es un santo simpático, cercano, familiar. Es un santo humano. Supo asociar el amor a Dios y al prójimo; la oración con el trabajo; la acción con la contemplación. Don Bosco fue humano y al mismo tiempo seguidor de los valores de Jesús. La santidad, más que someterla a mortificaciones corporales, para él consistía en ser humano, es decir estar alegre, aceptar las circunstancias difíciles de la vida, trabajar sin descanso, cumplir el deber, tener una visión positiva de la vida. Fue un santo realista, para él, lo más importante fue hacer el bien lo mejor posible, aunque no siempre fuera lo más perfecto.