Ésta es la definición que el propio Ramón Gómez de la Serna dio para el nuevo género inventado por él, basado en frases breves que definen la realidad cotidiana desde una mirada simbólica y lúdica.
Por su parte, las imágenes de Chema Madoz, uno de los fotógrafos más importantes de nuestra época, dialogan en perfecta sintonía con las greguerías. Fotografías donde nada es lo que parece y donde la realidad aparente es sustituida por otra mucho más imaginativa y cercana.
En 1970, la Universidad norteamericana de Pittsburgh adquirió de Luisa Sofovich, la viuda de Ramón Gómez de la Serna, los últimos libros y manuscritos sobre los cuales trabajaba el escritor en el momento de su muerte, en 1963. El prolífico creador de vanguardia dejó una ingente cantidad de material, un riquísimo fondo en buena parte aún inédito.
Entre otros tesoros, se conserva un importante corpus de apuntes de greguerías, con numerosas correcciones en tinta roja, para un proyecto que no llegó a ver la luz editorial. La investigadora Laurie-Anne Laget ha rastreado a fondo el archivo para recopilar las 400 greguerías inéditas que presentamos en esta edición, y que son una muestra del enorme talento que Ramón Gómez de la Serna supo volcar en todo lo que hacía, y desde luego en este género humilde pero de profundas resonancias que es la greguería.