Dar a las cosas la importancia que tienen
Los problemas que en algunas personas se multiplican innecesariamente en muchas ocasiones no son fruto de la realidad sino de la inmadurez de quien los afronta. Los años cronológicos no garantizan ipso facto la madurez psicológica: ésta requiere un largo proceso de formación que no siempre llega a un término feliz. Felicidad-madurez forman un binomio difícilmente separable. El conocimiento propio y la autocrítica son imprescindibles para superar ciertas actitudes que son causa constante de frustraciones y que hacen más difícil la vida de relación con los demás. Alcanzar la madurez supone haber tomado a la vida su medida, y dar a las cosas la importancia que tienen: ni más ni menos.
Miguel-Ángel Martí García (Valencia, 1945), Catedrático de Filosofía. Ha publicado en esta editorial La ilusión, La intimidad, La tolerancia, La admiración, La convivencia, La afectividad, La sensibilidad, La elegancia, La serenidad, El encuentro, El silencio, El tiempo, El agradecimiento, El sosiego, El estilo de vida y las novelas Atardecer en el Sur y Luz entre naranjos.
En todos sus escritos pretende hacer una analítica existencia! en torno a la autenticidad del hombre.