Esta excepcional obra fue publicada de manera anónima en 1882, aunque se ha podido probar su autoría en la pluma del masón decimonónico Robert Hewitt Brown. El libro forma parte de la tradición literaria masónica anglosajona del siglo XIX que combinaba el interés por la espiritualidad más mística de la masonería con la rigurosidad y metodología científica de la época. En este encomiable ensayo podemos ver de manera fascinante cómo el autor intenta explicar en la ritualidad de la fraternidad, verdades últimas e iniciáticas compatibles con la verdad de todos los tiempos y del conocimiento científico. Este gran proyecto es abordado con suma rigurosidad por su autor partiendo de presupuestos y axiomas histórico-críticos, para buscar en la riqueza simbólica una manera de explicar no sólo la condición humana, sino el cosmos en su totalidad. Brown nos invita a comparar los Antiguos Misterios con la Francmasonería y a explorar y entender la importancia del culto solar. Con esta obra se zanja de una vez por todas dónde estriba la verdadera relevancia del Antiguo Egipto en los rituales masónicos.