Decir «lecciones de los Evangelios» significa escuchar y aprender, atender y asimilar las lecciones del magisterio del Señor, de Jesús, Verbo de Dios encarnado, Dios y hombre verdadero. No hay magisterio humano histórico, que pueda compararse, ni de lejos, con las enseñanzas del Divino Maestro.
En los capítulos de este intento de libro sólo puede atender el autor a
algunos sectores del magisterio del Señor, con la única singularidad de los puntos de vista, en que se sitúa la perspectiva de aquellos, adelantando, como leal y obligado aviso previo, que el autor ni es teólogo ni exegeta, aunque sí constante lector devoto de los Evangelios y de su inspirado y magno comentarista complementario, San Pablo