La violencia contra la mujer, por el hecho de ser mujer, es una realidad inapelable en muchos lugares del planeta. La ineficacia judicial frente a esta clase de agresiones propicia en muchos países un ambiente de impunidad que facilita y promueve la repetición de los hechos. Todas las discriminaciones son fruto de la injusticia, pero hacerlo por razón del sexo probablemente conlleve un plus de iniquidad. Subvertir los patrones culturales que la explican es una urgencia moral y un deber jurídico. Los estereotipos de género minan la igualdad y la libertad de los seres humanos. Para ello el Derecho es una herramienta necesaria, pero insuficiente. En el marco de la Red Iberoamericana de Estudios Jurídicos 1812, investigadores de varias Universidades de Argentina, Brasil, España, Italia, México, Nicaragua y Portugal examinan diferentes aspectos de esta realidad desde los enfoques propios de cada una de sus disciplinas. El objetivo, proponer soluciones o, al menos, visibilizar el problema.