Cuna del judaísmo y la cristiandad, y sagrada para musulmanes y bahaíes, Tierra Santa invita a sumergirse en la variedad de sus tradiciones religiosas. Entre los lugares históricos judíos están el Muro de las Lamentaciones de Jerusalén y las sinagogas bizantinas. Tanto los peregrinos cristianos como los turistas pueden recorrer lugares vinculados al nacimiento de Jesús (Belén), su ministerio (Nazaret y alrededores del mar de Galilea) y la crucifixión (Jerusalén). Para los musulmanes, solo La Meca y Medina son más sagradas que el Al-Haram ash-Sharif de Jerusalén. Además, pocos países reúnen tanta variedad geográfica en un espacio tan reducido. Las distancias cortas permiten relajarse en una playa mediterránea un día, pasar el siguiente día flotando en las mineralizadas aguas del Mar Muerto y al otro bucear en el Mar Rojo. Los senderistas pueden recorrer a lo largo el país por el Sendero Nacional de Israel, remojarse en arroyos, explorar los oasis y admirar las formaciones de arenisca multicolor del makhtesh Ramon.
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