Esta excursión por el aprecio de la vida en nuestro tiempo demuestra que se trata de un tema que proporciona todavía mucho hilo que torcer. Es claro que la vida actual, a pesar de los infinitos atractivos de la sociedad globalizada y dotada, aunque tan desigualmente, de bienestar económico, técnico y cultural, sigue planteando a los que la viven problemas y conflictos innumerables. Es la vida misma la que se constituye en el problema primordial para todos y cada uno de los humanos. ¿Cómo entenderla, cómo vivirla, cómo administrarla? La vida es, por una parte, el bien más globalizado que existe y, al propio tiempo, el de más diversa y hasta discordante interpretación. Iguala y a la vez diversifica a los humanos. ¿Qué sentido tiene la vida, si es que tiene alguno? ¿Vale la pena vivirla?