Hay quienes ven pasar personas delante de su ventana como si se tratara de un paisaje y hay quienes, a partir del examen detenido de esas personas, se percatan de que nada en la marcha de esos individuos es gratuito. También hay quienes pasan la vista por miles de páginas sin sentir ese compromiso, esa gracia que libera. Leen para acumular, para trepar. Otros, más bien pocos, disfrutan al leer personas, lugares, estadísticas, mapas, versos, ideas. Y van más allá: son congruentes entre lo que leen y lo que hacen. Buscan la claridad, y si la encuentran, la transmiten. Para ellos Gabriel Zaid es un maestro de lectura. Este libro es un homenaje a ese lector.