Hoy en día, ante el menor problema desalud de nuestros hijos, acudimos al pediatrao a urgencias, que cada vez estánmás colapsadas. De manera general, hayuna preocupación obsesiva por la saludde los más pequeños y existe la creenciairracional de que lo que les sucede siemprees grave y debe tratarse. El médicode mi hijo repasa las inquietudes másfrecuentes de los padres y aboga pordevolver el control a los progenitores,formarlos y convertirlos en unos padressabios, sensatos, que conozcan bien asu hijo y sepan darle en cada momentolo mejor.