Esta es la historia atípica de un pequeño pingüino, Tonino, que quiere convertirse en un auténtico beduino. Para cumplir este sueño extravagante, se escapa de casa y consigue llegar ¡hasta Argel! Una vez allí, para atravesar el desierto, no duda en comprarse un camello, pero este, al igual que la historia y su protagonista, también tiene su singularidad: cojea y tropieza al andar. Aunque el deseo de Tonino es llamativo, no lo es anhelar aquello que dista de lo que tenemos o somos, tampoco es inusual que los pequeños se sientan atraídos por la aventura o lo desconocido. Esta es una característica propia de la infancia y una forma habitual de aprendizaje. Por ello, no estamos ante una decisión tan estrambótica. Tonino podría ser un niño o adulto cualquiera que, como todos, en algún momento de la vida, ansía salir de la rutina o huir de lo que es o cree que no es. El pingüino emprende ilusionado y lleno de expectativas esta aventura. Inicia, así, un viaje espacio temporal y, principalmente, de madurez y aprendizaje.