Tras la expansión de las redes de ordenadores y la difusión de del uso Internet, está apareciendo un nuevo concepto de biblioteca: la biblioteca digital. Sus fondos estarán constituidos por libros, revistas y otros materiales digitales como la música, la imagen fija y en movimiento o vídeo; sus depósitos serán las memorias electrónicas de los ordenadores dedicados a ese fin; el acceso a las obras en texto completo será remoto y posible desde cualquier ordenador conectado a la red. Se trata, pues, de una biblioteca sin paredes y sin estanterías y accesible desde cualquier parte del globo. La puesta en funcionamiento de una biblioteca de tales características será un proceso lento y, aunque ya están siendo abordados, requerirá la resolución de forma eficiente de problemas técnicos informáticos (que afectan a los sistemas y a las redes), de edición electrónica (para hacer atractiva y manejable la representación digital y su visualización) y relacionados con su proceso técnico. Estos últimos, análogos a los realizados con los materiales bibliográficos convencionales si bien adaptados al nuevo entorno, incluyen la selección y reconversión de las publicaciones a digitalizar, la catalogación y clasificación de, los materiales electrónicos y la interfaz con el usuario que haga fácil y amigable la búsqueda de información y su posterior lectura y tratamiento. A estos problemas hay que añadir las cuestiones legales relativas a la propiedad intelectual, deposito legal y disponibilidad universal de las publicaciones así como las vinculadas con la comprensión y aceptación de la nueva situación sin olvidar las técnicas necesarias para garantizar la seguridad y autenticidad de los documentos digitales.