La economía de la Asturias tradicional era una economía de subsistencia, en la que la lucha cotidiana por el sustento agotaba las posibilidades vitales. Por ello era imprenscindible explotar de un modo eficiente el medio, garantizar su sostenibilidad y regular la convivencia entre las personas y con los animales. Esta regulación correspondía a leyes de ámbito superior, pero es en las ordenanzas muncipales donde desciende a detalles inalcanzables de otro modo, tratando de los aspectos que afectan a cada lugar concreto del territorio. La ordenanza de Mier, cuya primera copia conocida se remonta al año 1573, proporciona una imagen privilegiada de cómo era la vida en aquellos años. Permite conocer, de forma directa y cercana, los parámetros entre los que se desenvolvía la vida del campesinado, principalmente en todo lo relativo a su organización económica. Pero, al mismo tiempo, es también un preciso testigo de los intereses particulares que guiaban a los grupos sociales dominantes a la hora de tomar decisiones, pues no podemos olvidar que la ordenanza municipal emana en último extremo de los propietarios (la Iglesia, los señores), interesados en lograr la mejora de sus terrenos. Esta edición incluye la reproducción facsímil del ejemplar conservado de la ordenanza, su transcripción, una actuallización de esta transcripción y un glosario, elaborado por Benito García Noriega, de los términos utilizados en la ordenanza hoy desconocidos o utilizados con acepciones diferentes.